ética
modelos ético:
universalistas: Este modelo ético habla de que todo ser humano es racional y por lo tanto deben conocer la diferencia entre el bien y el mal.
comunitaristas: Todos los individuos debemos buscar una sociedad que acepte y forme nuestros modelos éticos.
virtud y la felicidad
ARISTÓTELES
1. La cuestión moral: virtud y felicidad.
Aristóteles basa su ética en que el fin de todos los seres humanos es la felicidad. Pero siempre en base a una concepción teleológica., analizando la especie humana mediante una visión analítica, y desde una postura mecanicista.
Para concretar en que consiste la felicidad distinguió dos actitudes:
Dejar que cada uno determine por sí y a su arbitrario que puede hacerle feliz, dicha actitud renunciaría a la teoría moral (al desentenderse de la cuestión).
Se adopta una actitud teórica, y la pregunta solo puede ser respondida analizando la naturaleza humana. Así pues la felicidad consiste en el ejercicio de la actividad propia de cada ser, en esta teoría vemos una clara continuación de la concepción teleológica de la naturaleza.
Dicho esto destacamos que para el hombre la actividad más propia y natural es la actividad racional y por tanto, la forma más perfecta de felicidad para el hombre ha de ser la actividad contemplativa, fácticamente irrealizable para la inmensa mayoría de los hombres, así pues el ser humano ha de contentarse con una felicidad limitada (felicidad absoluta solo propia de Dios). Pero para alcanzar esta forma humana de felicidad se exige la posesión de ciertos bienes corporales (salud, etc.) y (medios económicos); y además muy especialmente la posesión de las virtudes morales.
Las virtudes.
Las virtudes intelectuales (dianoética). Son excelencias, hacen que nuestro conocimiento sea excelente. Entre este tipo de virtudes Aristóteles una de enorme importancia para la vida práctica: la prudencia (platón como la virtud propia de la razón, la parte superior del alma) la cual determina atinadamente qué es lo correcto y adecuado en el ámbito práctico de la conducta, para acostumbrarnos a razonar se procede a un estudio matemático.
La concepción tomista de la virtud es fiel al pensamiento aristotélico, de quien se separa únicamente en la cuestión de las virtudes teologales, virtudes desconocidas por Aristóteles. El alma realiza los actos que le son propios mediante las facultades. Cuando estos actos se repiten, las facultades adquieren unas cualidades gracias a las cuales el sujeto puede realizar con más facilidad las actividades que les son propias. Estas cualidades dan a las facultades una disposición añadida a su tendencia natural y son los hábitos. Los hábitos pueden ser buenos (virtudes) o malos (vicios). Son virtudes si le facultan al sujeto para la realización de actos conforme a la norma de la moralidad, y son vicios si son contrarios a dicha regla.
A diferencia del intelectualismo moral, y siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás consideró que para la conducta buena no es suficiente que la razón nos enseñe correctamente el deber, además es preciso que la facultad apetitiva esté bien dispuesta mediante el hábito de la virtud moral. Dado que en el alma humana encontramos el entendimiento y las facultades apetitivas (la voluntad y el apetito inferior), y que las virtudes son perfecciones de dichas facultades, podremos encontrar dos tipos generales de virtudes, las intelectuales y las morales.
teoria de la felicidad:
Hemos visto que la felicidad no debe ser un estado o una disposición, sino una actividad, y una actividad deseable en sí misma. La felicidad debe ser, pues, una actividad de acuerdo con la virtud. Sabemos que la virtud intelectual y la virtud moral (sabiduría práctica) son distintas unas de otras, también sabemos que la sabiduría intelectual y la sabiduría práctica son buenas en sí mismas, independientemente del bien que produzcan, ya que son virtudes de las distintas partes del alma. Ambas no son solamente un medio para alcanzar la felicidad, sino que su ejercicio constituye la felicidad. La sabiduría teórica es superior a la práctica y al menos una parte del valor de esta última consiste en que ayuda a conseguir la primera.
HETERONOMIA:
Del griego "heterónomos" (dependiente de otro) el término tiene un uso preferentemente en el ámbito de la Ética, para designar la procedencia empírica o externa de las normas o reglas morales por la que se regula la acción del sujeto, por lo que la conducta del individuo no queda regulada por su propia conciencia, sino por algo ajeno a ella, renunciando así a una acción moral que se autodetermina a sí misma. El término fue utilizado por Kant en oposición a autonomía.
KANT: Describe la circunstancia de que cuando un sujeto no sigue leyes morales las leyes a las que está sometido no tienen su origen en su propia razón sino que le vienen dadas de fuera. La voluntad puede estar determinada por dos principios, puede tener dos fundamentos: la razón o la inclinación. Cuando es la propia razón la que decreta el modo en que debe actuar la voluntad, ésta es autónoma porque se da a sí misma sus propias leyes, sin embargo cuando la voluntad está determinada por la inclinación (palabra con la que Kant se refiere al conjunto de apetitos sensibles) la voluntad es heterónoma.
AUTONOMIA
de la razón práctica es la capacidad que tiene ésta para darse a sí misma la ley moral. En este sentido Kant la contrapone a heteronomía, es decir, a la aceptación de una ley moral que no deriva de la propia razón, proceda dicha ley de condicionamientos sensibles o de Dios.
KANT: Esta tesis kantiana es una consecuencia de los ideales de la Ilustración (que tiene en Kant a uno de sus representantes más importantes): la emancipación de la humanidad, tanto social como individualmente, el paso a su mayoría de edad, es una consecuencia de la realización de la Razón en la vida privada y pública.
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